La angustia de la última hora de Walsh
Domingo 18 de Abril de 2010 | La obra «Rodolfo Walsh y Gardel» se llevó los aplausos en el Centro Virla.
La presencia de un pájaro mudo y sordo

DRAMA. «Escribir es levantar la voz», se escucha en el texto de David Viñas.
«¿Qué será de Argentina sin nosotros? ¿Qué será de nosotros sin Argentina?» Esta fue una de las frases que lanzó Alejo García Pintos al público durante el unipersonal «Rodolfo Walsh y Gardel». La obra de David Viñas se llevó los aplausos del público tucumano. Hoy terminará su tour nacional en Jujuy.
Una cama, tres escritorios, dos máquinas de escribir, una biblioteca, un juego de ajedrez y, claro, Gardel, el pájaro que acompaña a Walsh, es lo único que necesitó el Teatro Nacional Cervantes para ambientar esta obra que supo trasmitir, a través de la gran actuación de García Pintos, la angustia de la última hora de vida del escritor y periodista Rodolfo Walsh. La soledad y el sufrimiento de alguien que decide hacerle frente a la dictadura es la temática que se respira durante todo el monólogo.
El actor interactúa con su «querida», que en la obra es una elipsis que se deduce por las respuestas del periodista, con su pájaro, que es mudo, y con el público, que tampoco se anima a hablar. «En una hora llegan los caníbales», dice Walsh mientras camina de un lado a otro del escenario, prende un cigarrillo, toma whisky, toma su pistola y tira sus frases punzantes a Gardel, que deja de ser su pájaro para convertirse en todos los argentinos. «Yo protesto, ¿y vos? Mudo», «escribir es levantar la voz, pedir socorro», «¿además de mudo sos sordo?», son algunas de las frases que van saliendo durante el espectáculo que se realizó en el Centro Cultural Virla, y que no sólo trasmitieron la angustia del personaje, sino que también lograron incomodar al espectador.
La música, el sonido del teléfono sonando (ya sea para anunciar un rescate fallido o para recordarle que tenía los minutos contados) y las luces que se iban apagando anunciaban el final de Walsh, que a medida que se acercaba el momento iba perdiendo las esperanzas de su rescate. «Gardel es mudo, y quizás yo hablo en nombre de él».
La función termina y largos aplausos llevan a que García Pintos pida un tiempo para hablar. «Muchas gracias, son muy generosos, como toda la gente de esta provincia», dice, y pide que lo disculpen porque tiene que sacar su machete.
Como muy pocas veces se ve, saca una hoja con la lista de los tucumanos a los que quiere agradecer. Así concluye el espectáculo, que en el marco del Bicentenario deja un sentimiento encontrado entre estar orgullos del escrito y no tanto, quizás, del pajarito. Que por cierto, Walsh deja en libertad unos segundos antes de que lo vengan a buscar.
«Este es el primer monólogo que hago. Y primero fue un susto impresionante, un desafío. Todas las obras lo son. Pero esto de estar solo en el escenario por una hora, donde realmente se nota que no tenés red, es difícil», le dijo el actor a LA GACETA.
Inés Quinteros Orio